Historia
En nuestro municipio existen importantes vestigios de época talayótica tales como el poblado talayótico des Claper des Gegants, pero se establece el año 1300 como fecha de fundación de la villa de Capdepera por parte del Rey Jaume II, quien a través de las Ordinacions mandó construir una iglesia flanqueada por una muralla, en cuyo interior se agrupaban las viviendas de sus distintos habitantes. El castell y sus torres está catalogado como BIC y constituye uno de los monumentos históricos más conocidos de la isla de Mallorca, especialmente de la comarca de Llevant. En los últimos años ha sido sometido a un plan integral de conservación e intervención arqueológica.
Capdepera tiene una situación geográfica estratégica de gran importancia. El enclave del castell pues suponía el mejor espacio para albergar y proteger a los ‘gabellins’ (gentilicio que reciben los habitantes de Capdepera) durante los ataques marítimos berberes.
Otra construcción a destacar es la Torre de Canyamel, de orígen musulmán, edificación peculiar porque junto con la torre de Miquel Nunis –en el interior del Castell – es de planta cuadrada. Al igual que el castell, desempeñaba la función de refugio en caso de peligro de los habitantes del valle de Canyamel.
Ya en época borbónica se encomendó la defensa del castell a una tropa de dragones. Por ese motivo en el mismo se construyó la Casa del Gobernador.
Con el paso del tiempo el espacio del castell era insuficiente para albergar su número de habitantes, por lo que las viviendas se fueron expandiendo fuera de la muralla, en torno al recinto (actual casco antiguo). El el siglo XIX, Capdepera se constituyó municipio independiente, concretamente en 1858, al segregarse definitivamente de los términos de Artà y Son Servera.
La vida y la economía de la sociedad ‘gabellina’ fueron cambiando, puesto que Cala Rajada pasó de ser una pequeña aldea pesquera a convertirse en un núcleo privilegiado de veraneo. Así pues, a mediados de siglo XIX se había construido el faro en uno de los más bellos parajes del municipio, desde el cual se divisa todo el valle de Capdepera e, incluso en días claros, Menorca. Y a principios de siglo XX algunos de los propietarios más ricos de la zona empezaron a frecuentar su estancia veraniega. De ahí algunas construcciones de dicha época en las zona de es Carregador, el paseo Colón además del palacio de la familia March.
El fuerte crecimiento demográfico y económico, en parte debido a la construcción del puerto y de la gran actividad comercial desempeñada en el mismo, contribuyeron al cambio de fisonomía de Cala Rajada. A finales de los años sesenta, con el boom turístico, este núcleo costero ya se había convertido en uno de los destinos turísticos más importantes del Mediterráneo.
De este modo, aparejado a estos cambios, también cambió la vida socioeconómica de Capdepera, como núcleo de interior y centro administrativo del municipio. Así pues, a la subsistencia a través de los sectores primario (agricultura) y manufactura de obra de palmito, se sumaron la industria turística y la actividad comercial del puerto de Cala Rajada.
Mediante el palmito (‘llata’ en catalán), a mediados de siglo XX, se produjo un notable desarrollo económico de nuestro municipio. Con la intención de recuperar y promover dicha actividad artesanal el Ayuntamiento declaró en 2005 el ‘Any de la Llata’.